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LIBRO
SAGRADO DE LOS MAYAS
"POPOL
VUH" (o "Libro del Indígena Quiché")
PREÁMBULO
Este es el principio de las antiguas historias de
este lugar llamado Quiché. Aquí escribiremos y comenzaremos las antiguas
historias, el principio y origen de todo lo que se hizo en la ciudad de Quiché,
por las tribus de la nación quiché.
Y aquí traeremos la manifestación, la publicación y
la narración de lo que estaba oculto, la revelación por Tzacol, Bitol,
Alom, Qaholom, que se llamanHunahpú-Vuch, Hunahpú-Utiú,
Zaqui-Nimá-Tziís, Tepeu, Gucumatz, u Qux Cho, u Qux Paló, Ah Raxá Lac, Ah Raxá
Tzel, así llamados. Y [al mismo tiempo] la declaración, la narración
conjuntas de la Abuela y el Abuelo cuyos nombres son Ixpiyacoc e Ixmucané,
amparadores y protectores, dos veces abuela, dos veces abuelo, así llamados en
las historias quichés, cuando contaban todo lo que hicieron en el principio de
la vida, el principio de la historia.
Esto lo escribiremos ya dentro de la ley de Dios,
en el Cristianismo, lo sacaremos a luz, porque ya no se ve el Popo Vuh,
así llamado, donde se veía claramente la venida del otro lado del mar, la
narración de nuestra oscuridad, y se veía claramente la vida.
Existía el libro original, escrito antiguamente,
pero su vista está oculta al investigador y al pensador. Grande era la
descripción y el relato de cómo se acabó de formar todo el cielo y la tierra,
cómo fue formado y repartido en cuatro partes, cómo fue señalado y el cielo fue
medido y se trajo la cuerda de medir y fue extendida en el cielo y en la
tierra, en los cuatro ángulos, en los cuatro rincones, como fue dicho por el
Creador y el Formador, la madre y el padre de la vida, de todo lo creado, el
que da la respiración y el pensamiento, la que da a luz a los hijos, el que
vela por la felicidad de los pueblos, la felicidad del linaje humano, el sabio,
el que medita en la bondad de todo lo que existe en el cielo, en la tierra, en
los lagos y en el mar.
Notas de Adrián Recinos:
Tzacol, Bitol, el Creador y el Formador Alom, la diosa
madre, la que concibe los hijos, de al, hijo, alán,
dar a luz. Qaholom, el dios padre que engendra los hijos, de qahol,
hijo del padre,qaholaj, engendrar. Madre y padre los llama Ximénez; son
el Gran Padre y la Gran Madre, así llamados por los indios, según refiere Las
Casas, y que estaban en el cielo.
Hunahpú-Vuch, un cazador vulpeja o tacuazín (Opposum), dios del amanecer; vuch es
el momento que precede al amanecer. Hunahpú-Vuch, es la
divinidad en potencia femenina, según Seler.Hunahpú-Utiú, un
cazador coyote, variedad de lobo (Canis latrans), dios de la noche, en
potencia masculina;
Zaqui-Nimá-Tziís, Gran pisote blanco (Nasua nasica) o coatí,
encanecido por la edad, diosa madre; y su consorte Nim-Ac, Gran
cerdo montés, o jabalí, ausente en este lugar por una omisión mecánica, pero
invocado en el capítulo siguiente; Tepeu, el rey o soberano, del
náhualt Tepeuh, tepeuani, que Molina traduce por conquistador o
vencedor en batalla; ah tepeual entre los mayas , quienes lo
tomaron igualmente de los mexicanos. Gucumatz, serpiente
cubierta de plumas verdes, de guc, en maya, kuk,
plumas verdes, quetzal por antonomasia, y cumatz, serpiente; es la
versión quiché de Kukulkán, el nombre maya de Quetzalcóatl,
el rey tolteca, conquistador, civilizador y dios de Yucatán durante el período
del Nuevo Imperio Maya. El fuerte colorido mexicano de la religión de los
quichés se refleja en esta pareja creadora que continúa siendo evocada a través
del libro hasta que la divinidad toma forma corporal en Tohil, a
quien en la Tercera Parte se identifica expresamente con Quetzalcóatl;
U Qux Cho, el corazón o el espíritu de la laguna. U Qux
Paló, el corazón o el espíritu del mar. Ya se verá que a la divinidad
la llamaban también el Corazón del Cielo, u Qux Cah; Ah Raxá
Lac, el Señor del verde plato, o sea la tierra; Ah Raxá Tzel,
el Señor de la jícara verde o del cajete azul, como dice Ximénez, o sea el
cielo.
El nombre Hunahpú ha sido objeto
de muchas interpretaciones. Literalmente significa un cazador con cerbatana, un
tirador; etimológicamente es eso mismo y es vocablo de la lengua maya, ahpúen
maya es cazador, y ah ppuh ob, forma de plural, son los monteros
que van a la caza, según elDiccionario de Motul. Es evidente, sin
embargo, que los quichés debían tener alguna razón más plausible que esta
etimología para dar ese nombre a la divinidad. El cazador en los tiempos
primitivos era un personaje muy importante; el pueblo vivía de la caza y de los
frutos espontáneos de la tierra antes de la invención de la agricultura. Hunahpú sería,
en consecuencia, el cazador universal, que proveía al hombre de su sustento; hun tiene
también en maya la acepción de general y universal. Pero posiblemente los
quichés que descendían directamente de los mayas, quisieron reproducir en el
nombre Hunahpú el sonido de la palabra maya Hunab Ku, "el
único dios", que servían para designar al dios principal del panteón maya,
que no podía representarse materialmente, por ser incorpóreo. La pintura de un
cazador podría haber servido en los tiempos antiguos para representar el fonema Hunab
Ku queencerraba una idea abstracta, la de un ser espiritual y divino.
El procedimiento es común en la escritura pictográfica precolombina. Hunahpú es
también el nombre del vigésimo día del calendario quiché, el día más venerado
de los antiguos, equivalente al maya Ahau, señor o jefe, y al
náhualt Xóchitl, flor y sol, símbolo del dios sol o Tonatiuh.
Ixpiyaco e Ixmucané, el viejo y la vieja (en maya ixnuc es
vieja), equivalentes de los dioses mexicanos Cipactonal y Oxomoco, los sabios
que según la leyenda tolteca inventaron la astrología judiciaria y compusieron
la cuenta de los tiempos, o sea el calendario.
Primera
Parte.
Capítulo
Primero
Esta es la
relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo
inmóvil, callado, y vacía la extensión del cielo.
Esta es la primera
relación, el primer discurso. No había todavía un hombre, ni un animal,
pájaros, peces, cangrejos, árboles, piedras, cuevas, barrancas, hierbas ni
bosques: sólo el cielo existía.
No se manifestaba
la faz de la tierra. Sólo estaban el mar en calma y el cielo en toda su
extensión.
No había nada que
estuviera en pie; sólo el agua en reposo, el mar apacible, solo y tranquilo. No
había nada dotado de existencia.
Solamente había
inmovilidad y silencio en la obscuridad, en la noche. Sólo el Creador, el
Formador, Tepeu, Gucumatz, los Progenitores, estaban en el agua rodeados de
claridad. Estaban ocultos bajo plumas verdes y azules, por eso se les llama
Gucumatz. De grandes sabios, de grandes pensadores es su naturaleza. De esta
manera existía el cielo y también el Corazón del Cielo, que éste es el nombre
de Dios. Así contaban.
Llegó aquí
entonces la palabra, vinieron juntos Tepeu y Gucumatz, en la obscuridad, en la
noche, y hablaron entre sí Tepeu y Gucumatz. Hablaron, pues, consultando entre
sí y meditando; se pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento.
Entonces se
manifestó con claridad, mientras meditaban, que cuando amaneciera debía
aparecer el hombre.
Entonces
dispusieron la creación y crecimiento de los árboles y los bejucos y el
nacimiento de la vida y la creación del hombre. Se dispuso así en las tinieblas
y en la noche por el Corazón del Cielo, que se llama Huracán.
El primero se
llama Caculhá-Huracán. El segundo es Chipi-Caculhá. El tercero es Raxá-Caculhá.
Y estos tres son el Corazón del Cielo.
Entonces vinieron
juntos Tepeu y Gucumatz; entonces conferenciaron sobre la vida y la claridad,
cómo se hará para que aclare y amanezca, quién será el que produzca el alimento
y el sustento.
-- ¡Hágase así!
¡Que se llene el vacío! ¡Que esta agua se retire y desocupe [el espacio], que
surja la tierra y que se afirme! Así dijeron. ¡Que aclare, que amanezca en el
cielo y en la tierra! No habrá gloria ni grandeza en nuestra creación y
formación hasta que exista la criatura humana, el hombre formado. Así dijeron.
Luego la tierra
fue creada por ellos. Así fue en verdad como se hizo la creación de la tierra:
-- ¡Tierra! -- dijeron, y al instante fue hecha.
Como la neblina,
como la nube y como una polvareda fue la creación, cuando surgieron del agua
las montanas; y al instante crecieron las montañas.
Solamente por un
prodigio, sólo por arte mágica se realizó la formación de las montañas y los
valles; y al instante brotaron juntos los cipresales y pinares en la
superficie.
Y así se llenó de
alegría Gucumatz, diciendo : -- ¡Buena ha sido tu venida, Corazón del Cielo; tú,
Huracán, y tú, Chipi-Caculhá, Raxá-Caculhá!
-- Nuestra obra,
nuestra creación será terminada -- contestaron.
Primero se
formaron la tierra, las montañas y los valles; se dividieron las corrientes de
agua, los arroyos se fueron corriendo libremente entre los cerros, y las aguas
quedaron separadas cuando aparecieron las altas montañas.
Así fue la
creación de la tierra, cuando fue formada por el Corazón del Cielo, el Corazón
de la Tierra, que así son llamados los que primero la fecundaron, cuando el
cielo estaba en suspenso y la tierra se hallaba sumergida dentro del agua.
De esta manera se
perfeccionó la obra, cuando la ejecutaron después de pensar y meditar sobre su
feliz terminación.
Capítulo II
Luego hicieron a
los animales pequeños del monte, los guardianes de todos los bosques, los
genios de la montaña, los venados, los pájaros, leones, tigres, serpientes,
culebras, cantiles [víboras], guardianes de los bejucos.
Y dijeron los
Progenitores: -- ¿Sólo silencio e inmovilidad habrá bajo los árboles y los bejucos?
Conviene que en lo sucesivo haya quien los guarde.
Asi dijeron cuando
meditaron y hablaron en seguida. Al punto fueron creados los venados y las
aves. En seguida les repartieron sus moradas a los venados y a las aves.
-- Tú, venado,
dormirás en la vega de los ríos y en los barrancos. Aquí estarás entre la
maleza, entre las hierbas; en el bosque os multiplicaréis, en cuatro pies
andaréis y os sostendréis-- . Y así como se dijo, se hizo.
Luego designaron
también su morada a los pájaros pequeños y a las aves mayores:
-- Vosotros,
pájaros, habitaréis sobre los árboles y los bejucos, allí haréis vuestros
nidos, allí os multiplicaréis, allí os sacudiréis en las ramas de los árboles y
de los bejucos --. Así les fue dicho a los venados y a los pájaros para que
hicieran lo que debían hacer, y todos tomaron sus habitaciones y sus nidos.
De esta manera los
Progenitores les dieron sus habitaciones a los animales de la tierra. Y estando
terminada la creación de todos los cuadrúpedos y las aves, les fue dicho a los cuadrúpedos
y pájaros por el Creador y el Formador y los Progenitores:
-- Hablad, gritad,
gorjead, llamad, hablad cada uno según vuestra especie, según la variedad de
cada uno -- . Así les fue dicho a los venados, los pájaros, leones, tigres y
serpientes.
-- Decid, pues,
vuestros nombres, alabadnos a nosotros, vuestra madre, vuestro padre. ¡Invocad,
pues, a Huracán, Chipi-Calculhá, Raxa-Calculhá, el Corazón del Cielo, el
Corazón de la Tierra, el Creador, el Formador, los Progenitores; hablad,
invocadnos, adoradnos! -- les dijeron.
Pero no se pudo
conseguir que hablaran como los hombres; sólo chillaban, cacareaban y gramaban;
no se manifestó la forma de su lenguaje, y cada uno gritaba de manera
diferente.
Cuando el Creador
y el Formador vieron que no era posible que hablaran, se dijeron entre sí : --
No ha sido posible que ellos digan nuestro nombre, el de nosotros, sus
creadores y formadores. Esto no está bien --, dijeron entre sí los
Progenitores.
Entonces se les
dijo : -- Seréis cambiados porque no se ha conseguido que habléis. Hemos
cambiado de parecer : vuestro alimento, vuestra pastura, vuestra habitación y
vuestros nidos los tendréis, serán los barrancos y los bosques, porque no se ha
podido lograr que nos adoréis ni nos invoquéis. Todavía hay quienes nos adoren,
haremos otros [seres] que sean obedientes. Vosotros aceptad vuestro destino:
vuestras carnes serán trituradas. Así será. Esta será vuestra suerte--. Así
dijeron cuando hicieron saber su voluntad a los animales pequenos y grandes que
hay sobre la faz de la tierra.
Luego quisieron
probar suerte nuevamente; quisieron hacer otra tentativa y quisieron probar de
nuevo a que los adoraran.
Pero no pudieron
entender su lenguaje entre ellos mismos, nada pudieron conseguir y nada
pudieron hacer. Por esta razón fueron inmoladas sus carnes y fueron condenados
a ser comidos y matados los animales que existen sobre la faz de la tierra.
Así, pues, hubo
que hacer una nueva tentativa de crear y formar al hombre por el Creador, el
Formador y los Progenitores.
-- ¡A probar otra
vez! Ya se acercan el amanecer y la aurora; hagamos al que nos sustentará y
alimentará! ¿Cómo haremos para ser invocados, para ser recordados sobre la
tierra? Ya hemos probado con nuestras primeras obras, nuestras primeras
criaturas; pero no se pudo lograr que fuésemos alabados y venerados por ellos.
Probemos ahora a hacer unos seres obedientes, respetuosos, que nos sustenten y
alimenten -- . Así dijeron.
Entonces fue la
creación y la formación. De tierra, de lodo hicieron la carne [del hombre].
Pero vieron que no estaba bien, porque se deshacía, estaba blando, no tenía
movimiento, no tenía fuerza, se caía, estaba aguado, no movía la cabeza, la
cara se le iba para un lado, tenía velada la vista, no podía ver hacia atrás.
Al principio hablaba, pero no tenía entendimiento. Rápidamente se humedeció
dentro del agua y no se pudo sostener.
Y dijeron el
Creador y el Formador: -- Bien se ve que no podía andar ni multiplicarse. Que
se haga una consulta acerca de esto, dijeron.
Entonces
desbarataron y deshicieron su obra y su creación. Y en seguida dijeron: --
¿Cómo haremos para perfeccionar, para que salgan bien nuestros adoradores,
nuestros invocadores?-- Así dijeron cuando de nuevo consultaron entre sí.
-- Digámosles a
Ixpiyacoc, Ixmucané, Hunahpú-Vuch, Hunahpú-Utiú : ¡Probad suerte otra vez!
¡Probad a hacer la creación! -- Así dijeron entre sí el Creador y el Formador
cuando hablaron a Ixpiyacoc e Ixmucané.
En seguida les
hablaron a aquellos adivinos, la abuela del día, la abuela del alba, que así
eran llamados por el Creador y el Formador, y cuyos nombres eran Ixpiyacoc e
Ixmucané.
Y dijeron Huracán,
Tepeu y Gucumatz cuando le hablaron al agorero, al formador, que son los
adivinos: -- Hay que reunirse y encontrar los medios para que el hombre que
vamos a crear nos sostenga y alimente, nos invoque y se acuerde de nosotros.
-- Entrad, pues,
en consulta, abuela, abuelo, nuestra abuela, nuestro abuelo, Ixpiyacoc,
Ixmucané, haced que aclare, que amanezca, que seamos invocados, que seamos
adorados, que seamos recordados por el hombre creado, por el hombre formado,
por el hombre mortal, haced que así se haga.
-- Dad a conocer
vuestra naturaleza, Hunaphú-Vuch, Hunahpú-Utiú, dos veces madre, dos veces
padre, Nim-Ac, Nimá-Tziís, el Señor de la esmeralda, el joyero, el escultor, el
tallador, el Señor de los hermosos platos, el Señor de la verde jícara, el
maestro de la resina, el maestro Toltecat, la abuela del sol, la abuela del
alba, que así seréis llamados por nuestras obras y nuestras criaturas.
-- Echad la suerte
con vuestros granos de maíz y de tzité. Hágase así y se sabrá y resultará si
labraremos o tallaremos su boca y sus ojos en madera--. Así les fue dicho a los
adivinos.
A continuación
vino la adivinación, la echada de la suerte con el maíz y el tzité. ¡Suerte!
¡Criatura!, les dijeron entonces una vieja y un viejo. Y este viejo era el de
las suertes del tzité, el llamado Ixpiyacoc. Y la vieja era la adivina, la
formadora, que se llamaba Chiracán Ixmucané.
Y comenzando la
adivinación, dijeron así: -- ¡Juntaos, acoplaos! ¡Hablad, que os oigamos,
decid, declarad si conviene que se junte la madera y que sea labrada por el
Creador y el Formador, y si éste [el hombre de madera] es el que nos ha de
sustentar y alimentar cuando aclare, cuando amanezca!
Tú, maíz; tú,
tzité; tú, suerte; tú, criatura; ¡uníos, ayuntaos! les dijeron al maíz, al
tzité, a la suerte, a la criatura. ¡Ven a sacrificar aquí, Corazón del Cielo;
no castiguéis a Tepeu y Gucumatz!
Entonces hablaron
y dijeron la verdad : -- Buenos saldrán vuestros muñecos hechos de madera;
hablarán y conversarán vuestros muñecos hechos de madera, hablarán y
conversarán sobre la faz de la tierra.
-- ¡Así sea! --
contestaron, cuando hablaron.
Y al instante
fueron hechos los muñecos labrados en madera. Se parecían al hombre, hablaban
como el hombre y poblaron la superficie de la tierra.
Existieron y se
multiplicaron; tuvieron hijas, tuvieron hijos los muñecos de palo; pero no
tenían alma, ni entendimiento, no se acordaban de su Creador, de su Formador;
caminaban sin rumbo y andaban a gatas.
Ya no se acordaban
del Corazón del Cielo y por eso cayeron en desgracia. Fue solamente un ensayo,
un intento de hacer hombres. Hablaban al principio, pero su cara estaba enjuta;
sus pies y sus manos no tenían consistencia; no tenían sangre, ni substancia,
ni humedad, ni gordura; sus mejillas estaban secas, secos sus pies y sus manos,
y amarillas sus carnes. Por esta razón ya no pensaban en el Creador ni en el
Formador, en los que les daban el ser y cuidaban de ellos.
Estos fueron los
primeros hombres que en gran número existieron sobre la faz de la tierra.
Capítulo
III
En seguida fueron aniquilados,
destruidos y deshechos los muñecos de palo, recibieron la muerte.
Una inundación fue
producida por el Corazón del Cielo; un gran diluvio se formó, que cayó sobre
las cabezas de los muñecos de palo.
De tzité se hizo
la carne del hombre, pero cuando la mujer fue labrada por el Creador y el
Formador, se hizo de espadaña la carne de la mujer. Estos materiales quisieron
el Creador y el Formador que entraran en su composición.
Pero no pensaban,
no hablaban con su Creador, su Formador, que los habían hecho, que los habían
creado. Y por esta razón fueron muertos, fueron anegados. Una resina abundante
vino del cielo. El llamado Xecotcovach llegó y les vació los ojos; Camalotz
vino a cortarles la cabeza; y vino Cotzbalam y les devoró las carnes. El
Tucumbalam llegó también y les quebró y magulló los huesos y los nervios, les
molió y desmoronó los huesos.
Y esto fue para
castigarlos porque no habían pensado en su madre, ni en su padre, el Corazón
del Cielo, llamado Huracán. Y por este motivo se obscureció la faz de la tierra
y comenzó una lluvia negra, una lluvia de día, una lluvia de noche.
Llegaron entonces
los animales pequenos, los animales grandes, y los palos y las piedras les
golpearon las caras. Y se pusieron todos a hablar; sus tinajas, sus comales,
sus platos, sus ollas, sus perros, sus piedras de moler, todos se levantaron y
les golpearon las caras.
-- Mucho mal nos
hacíais; nos comíais, y nosotros ahora os morderemos -- les dijeron sus perros
y sus aves de corral.
Y las piedras de
moler: -- Eramos atormentadas por vosotros; cada día, cada día, de noche, al
amanecer, todo el tiempo hacían holi, holi, huqui, huqui nuestras caras, a
causa de vosotros. Este era el tributo que os pagábamos. Pero ahora que habéis
dejado de ser hombres probaréis nuestras fuerzas. Moleremos y reduciremos a
polvo vuestras carnes, les dijeron sus piedras de moler.
Y he aquí que sus
perros hablaron y les dijeron : -- ¿Por qué no nos dabais nuestra comida?
Apenas estábamos mirando y ya nos arrojabais de vuestro lado y nos echabais
fuera. Siempre teníais listo un palo para pegarnos mientras comíais.
Así era como nos
tratabais. Nosotros no podíamos hablar. Quizás no os diéramos muerte ahora;
pero ¿por qué no reflexionabais, por qué no pensabais en vosotros mismos? Ahora
nosotros os destruiremos, ahora probaréis vosotros los dientes que hay en
nuestra boca: os devoraremos, dijeron los perros, y luego les destrozaron las
caras.
Y a su vez sus
comales, sus ollas les hablaron así : -- Dolor y sufrimiento nos causabais.
Nuestra boca y nuestras caras estaban tiznadas, siempre estábamos puestos sobre
el fuego y nos quemabais como si no sintiéramos dolor. Ahora probaréis
vosotros, os quemaremos -- dijeron sus ollas, y todos les destrozaron las
caras. Las piedras del hogar que estaban amontonadas, se arrojaron directamente
desde el fuego contra sus cabezas causándoles dolor.
Desesperados
corrían de un lado para otro; querían subirse sobre las casas y las casas se
caían y los arrojaban al suelo; querían subirse sobre los árboles y los árboles
los lanzaban a lo lejos; querían entrar a las cavernas y las cavernas se
cerraban ante ellos.
Así fue la ruina
de los hombres que habían sido creados y formados, de los hombres hechos para
ser destruidos y aniquilados: a todos les fueron destrozadas las bocas y las
caras.
Y dicen que la
descendencia de aquellos son los monos que existen ahora en los bosques; éstos
son la muestra de aquellos, porque sólo de palo fue hecha su carne por el
Creador y el Formador.
Y por esta razón
el mono se parece al hombre, es la muestra de una generación de hombres
creados, de hombres formados que eran solamente muñecos y hechos solamente de
madera.
Segunda
Parte. Capítulo X
(...)
Dijo entonces Ixbalamqué a
Hunahpú: -¿Comenzará ya a amanecer? mira tú. -Tal vez sí, voy a ver, contestó
éste. Y como tenía muchas ganas de ver afuera de la boca de la cerbatana y
quería ver si había amanecido, al instante le cortó la cabeza Camazotz y el
cuerpo de Hunahpú quedó decapitado. Nuevamente preguntó lxbalanqué: -¿No ha
amanecido todavía? Pero Hunahpú no se movía. -¿A dónde ha ido Hunahpú? ¿Qué es
lo que has hecho? Pero no se movía, y permanecía callado.
Entonces se sintió avergonzado lxbalanqué y exclamó: -¡Desgraciados de
nosotros! Estamos completamente vencidos. Fueron en seguida a colgar la cabeza
sobre el juego de pelota por orden expresa de Hun-Camé y Vucub-Camé, y todos
los de Xibalba se regocijaron por lo que le había sucedido a la cabeza de
Hunahpú.
Capítulo XI
En seguida llamó
lxbalanqué a todos los animales, al pisote, al jabalí, a todos los animales
pequeños y grandes, durante la noche, y a la madrugada les preguntó cuál era su
comida.
-¿Cuál es la
comida de cada uno de vosotros? pues yo os he llamado para que escojáis vuestra
comida, les dijo lxbalanqué.
-Muy bien,
contestaron. Y en seguida se fueron a tomar cada uno lo suyo, y se marcharon
todos juntos. Unos fueron a tomar las cosas podridas; otros fueron a coger
hierbas; otros fueron a recoger piedras. Otros fueron a recoger tierra.
Variadas eran las comidas de los animales pequeños y de los animales grandes.
Detrás de ellos se había quedado la tortuga, la cual llegó contoneándose a
tomar su comida. Y llegando al extremo del cuerpo tomó la forma de la cabeza de
Hunahpú, y al instante le fueron labrados los ojos.
Muchos sabios vinieron entonces del cielo. El Corazón del Cielo, Huracán,
vinieron a cernerse sobre la Casa de los Murciélagos. Y no fue fácil acabar de
hacerle la cara, pero salió muy buena; la cabellera también tenía una hermosa
apariencia, y asimismo pudo hablar. Pero como ya quería amanecer y el horizonte
se teñía de rojo. --oscurece de nuevo, viejo!, le fue dicho al zopilote.
-Está bien, contestó el viejo, y al instante oscureció el viejo. "Ya
oscureció el zopilote", dice ahora la gente. Y así, durante la frescura
del amanecer, comenzó su existencia.
-¿Estará bien?, dijeron. ¿Saldrá parecido a Hunahpú? -Está muy bien,
contestaron. Y efectivamente, parecía de hueso la cabeza, se había transformado
en una cabeza verdadera.
Luego hablaron entre sí y se pusieron de acuerdo: -No juegues tú a la pelota;
haz únicamente como que juegas yo sólo lo haré todo, le dijo Ixbalanqué. En
seguida le dio sus órdenes a un conejo: -Anda a colocarte sobre el juego de
pelota, quédate allí entre el encinal, le fue dicho al conejo cuando se le
dieron estas instrucciones durante la noche. En seguida amaneció y los dos
muchachos estaban buenos y sanos. Luego bajaron a jugar a la pelota. La cabeza
de Hunahpú estaba colgada sobre el juego de pelota. -¡Hemos triunfado! ¡Habéis
labrado vuestra propia ruina; ¡os habéis entregado! les decían. De esta manera
provocaban a Hunahpú.
-Pégale a la cabeza con la pelota, le decían. Pero no lo molestaban con esto,
él no se daba por entendido.
Luego arrojaron la
pelota los Señores de Xibalba. lxbalanqué le salió al encuentro; la pelota iba
derecho al anillo, pero se detuvo, rebotando, pasó rápidamente por encima del
juego de pelota y de un salto se dirigió hasta el encinal.
El conejo salió al instante y se fue saltando; y los de Xibalba corrían
persiguiéndolo. Iban haciendo ruido y gritando tras el conejo. Acabaron por
irse todos los de Xibalba.
En seguida se apoderó Ixbalanqué de la cabeza de Hunahpú; se llevó de nuevo la
tortuga y fue a colocarla sobre el juego de pelota. Y aquella cabeza era
verdaderamente la cabeza de Hunahpú y los dos muchachos se pusieron muy
contentos.
Fueron, pues, los de Xibalba a buscar la pelota y habiéndola encontrado entre
las encinas, los llamaron, diciendo:
-Venid acá. Aquí
está la pelota, nosotros la encontramos, dijeron, y la tenían colgando.
Cuando regresaron los de Xibalba exclamaron. -¿Qué es lo que vemos?
Luego comenzaron nuevamente a jugar. Tantos iguales hicieron por ambas partes.
En seguida lxbalanqué le lanzó una piedra a la tortuga; ésta se vino al suelo y
cayó en el patio del juego de pelota hecha mil pedazos como pepitas, delante de
los Señores.
-¿Quién de vosotros irá a buscarla? ¿Dónde está el que irá a traerla? dijeron
los de Xibalba.
Y así fueron vencidos los señores de Xibalba por Hunahpú e Ixbalanqué. Grandes
trabajos pasaron éstos, pero no murieron, a pesar de todo lo que les hicieron.
Tercera
Parte
Capítulo I
He aquí, pues, el
principio de cuando se dispuso hacer al hombre, y cuando se buscó lo que debía
entrar en la carne del hombre.
Y dijeron los
Progenitores, los Creadores y Formadores, que se llaman Tepeu y Gucumatz:
"Ha llegado el tiempo del amanecer, de que se termine la obra y que
aparezcan los que nos han de sustentar, y nutrir, los hijos esclarecidos, los
vasallos civilizados; que aparezca el hombre, la humanidad, sobre la superficie
de la tierra." Así dijeron.
Se juntaron,
llegaron y celebraron consejo en la oscuridad y en la noche; luego buscaron y
discutieron, y aquí reflexionaron y pensaron. De esta manera salieron a luz
claramente sus decisiones y encontraron y descubrieron lo que debía entrar en
la carne del hombre.
Poco faltaba para
que el sol, la luna y las estrellas aparecieran sobre los Creadores y
Formadores.
De Paxil, de
Cayalá, así llamados, vinieron las mazorcas amarillas y las mazorcas blancas.
Estos son los
nombres de los animales que trajeron la comida: Yac [el gato de monte], Utiú
[el coyote], Quel [una cotorra vulgarmente llamada chocoyo] y Hoh [el cuervo].
Estos cuatro animales les dieron la noticia de las mazorcas amarillas y las
mazorcas blancas, les dijeron que fueran a Paxil y les enseñaron el camino de
Paxil.
Y así encontraron
la comida y ésta fue la que entró en la carne del hombre creado, del hombre
formado; ésta fue su sangre, de ésta se hizo la sangre del hombre. Así entró el
maíz [en la formación del hombre] por obra de los Progenitores.
Y de esta manera se
llenaron de alegría, porque habían descubierto una hermosa tierra, llena de
deleites, abundante en mazorcas amarillas y mazorcas blancas y abundante
también en pataxte y cacao, y en innumerables zapotes, anonas, jocotes, nances,
matasanos y miel. Abundancia de sabrosos alimentos había en aquel pueblo
llamado de Paxil y Cayalá.
Había alimentos de
todas clases, alimentos pequeños y grandes, plantas pequeñas y plantas grandes.
Los animales enseñaron el camino. Y moliendo entonces las mazorcas amarillas y
las mazorcas blancas, hizo Ixmucané nueve bebidas, y de este alimento
provinieron la fuerza y la gordura y con él crearon los músculos y el vigor del
hombre. Esto hicieron los Progenitores, Tepeu y Gucumatz, así llamados.
A continuación
entraron en pláticas acerca de la creación y la formación de nuestra primera
madre y padre. De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne; de masa de
maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre. Únicamente masa de maíz
entró en la carne de nuestros padres, los cuatro hombres que fueron creados.
Capítulo II
Estos son los
nombres de los primeros hombres que fueron creados y formados: el primer hombre
fue Balam-Quitzé, el segundo Balam-Acab, el tercero Mahucutah y el cuarto
Iqui-Balam.
Estos son los
nombres de nuestras primeras madres y padres.
Se dice que ellos
sólo fueron hechos y formados, no tuvieron madre, no tuvieron padre. Solamente
se les llamaba varones. No nacieron de mujer, ni fueron engendrados por el
Creador y el Formador, por los progenitores. Sólo por un prodigio, por obra de
encantarniento fueron creados y formados por el Creador, el Formador, los
Progenitores, Tepeu y Gucumatz. Y como tenían la apariencia de hombres, hombres
fueron; hablaron, conversaron, vieron y oyeron, anduvieron, agarraban las cosas;
eran hombres buenos y hermosos y su figura era figura de varón.
Fueron dotados de
inteligencia; vieron y al punto se extendió su vista, alcanzaron a ver,
alcanzaron a conocer todo lo que hay en el mundo. Cuando miraban, al instante
veían a su alrededor y contemplaban en torno a ellos la bóveda del cielo y la
faz redonda de la tierra. Las cosas ocultas [por la distancia] las veían todas,
sin tener primero que moverse; en seguida veían el mundo y asimismo desde el
lugar donde estaban lo veían.
Grande era su
sabiduría; su vista llegaba hasta los bosques, las rocas, los lagos, los mares,
las montañas y los valles. En verdad eran hombres admirables Balam-Quitzé,
Balam-Acab, Mahucutah e Iqui-Balam.
Entonces les
preguntaron el Creador y el Formador: -- ¿Que pensáis de vuestro estado? ¿No
miráis. ¿No oís? ¿No son buenos vuestro lenguaje y vuestra manera de andar?
¡Mirad, pues! ¡Contemplad el mundo, ved si aparecen las montañas y los valles!
¡Probad, pues, a ver!, les dijeron.
Y en seguida
acabaron de ver cuánto había en el mundo. Luego dieron las gracias al Creador y
al Formador: -- ¡En verdad os damos gracias dos y tres veces! Hemos sido
creados, se nos ha dado una boca y una cara, hablamos, oímos, pensamos y
andamos; sentimos perfectamente y conocemos lo que está lejos y lo que está
cerca. Vemos también lo grande y lo pequeño en el cielo y en la tierra. Os
damos gracias, pues, por habernos creado, ¡oh Creador y Formador!, por habernos
dado el ser, ¡oh abuela nuestra! ¡Oh nuestro abuelo!, dijeron dando las gracias
por su creación y formación.
Acabaron de
conocerlo todo y examinaron los cuatro rincones y los cuatro puntos de la
bóveda del cielo y de la faz de la tierra.
Pero el Creador y
el Formador no oyeron esto con gusto. -- No está bien lo que dicen nuestras criaturas,
nuestras obras; todo lo saben, lo grande y lo pequeño --dijeron. Y así
celebraron consejo nuevamente los Progenitores: -- ¿Qué haremos ahora con
ellos? ¡Que su vista sólo alcance a lo que está cerca, que sólo vean un poco de
la faz de la tierra! No está bien lo que dicen. ¿Acaso no son por su naturaleza
simples criaturas y hechuras [nuestras]? ¿Han de ser ellos también dioses? ¿Y
si no procrean y se multiplican cuando amanezca, cuando salga el sol? ¿Y si no
se propagan? -- Así dijeron.
-- Refrenemos un
poco sus deseos, pues no está bien lo que vemos. ¿Por ventura se han de igualar
ellos a nosotros, sus autores, que podemos abarcar grandes distancias, que lo
sabemos y vemos todo?
Esto dijeron el
Corazón del Cielo, Huracán, Chipi-Caculhá, Raxá-Caculhá, Tepeu, Gucumatz, los
Progenitores, Ixpiyacoc, Ixmucané, el Creador y el Formador. Así hablaron y en
seguida cambiaron la naturaleza de sus obras, de sus criaturas.
Entonces el
Corazón del Cielo les echó un vaho sobre los ojos, los cuales se empañaron como
cuando se sopla sobre la luna de un espejo. Sus ojos se velaron y sólo pudieron
ver lo que estaba cerca, sólo esto era claro para ellos.
Así fue destruida
su sabiduría y todos los conocimientos de los cuatro hombres, origen y
principio [de la raza quiché].
Así fueron creados
y formados nuestros abuelos, nuestros padres, por el Corazón del Cielo, el
Corazón de la Tierra
ACTIVIDADES
1. Elabora un esquema (diagrama de llaves, mapa sinóptico,
etc.) con la secuencia de los hechos principales planteados en el “Popol Vuh”.
2. ¿Puede considerarse el Popol Vuh como un libro
de narraciones mitológicas? ¿Por qué?
3. Explica el proceso que se asumió, según el Popol
Vuh, para la creación del hombre. ¿Cuál de las creaciones del hombre dio más
resultado? ¿Por qué?
4. Narra brevemente la derrota de Zipacná por los gemelos
Hunahpú e Ixbalanqué.
5. Escoge tres personajes que te hayan llamado más
la atención y descríbelos teniendo en cuenta sus acciones dentro de la obra.
6. Realiza un cuadro comparativo en donde analices
semejanzas y diferencias entre el Popol Vuh y la Biblia.
7. Elabora un glosario con las palabras que te sean
desconocidas y búscales el significado.
8. Escribe un comentario crítico en donde valores y
expongas tu punto de vista sobre el texto leído.